miércoles, 16 de diciembre de 2009

COMENTARIO DE TEXTO DE FRAGMENTO POEMA MIO CID

FRAGMENTO DEL CANTAR DEL DESTIERRO
(El Cid llega a Brugos)


Lo albergarían con gusto, pero ninguno osaba:
del rey don Alfonso, tan grande era la saña.
A1 atardecer, a Burgos llegó de él una carta
con gran sigilo, y fuertemente sellada,
con orden de que al Cid nadie le diera posada.
Y que el que se la diese, supiera que se arriesgaba
a perder sus haciendas, y aun los ojos de la cara,
y aun, además, los cuerpos y las almas.
Gran pesar tenían las gentes cristianas;
se esconden de mio Cid: no osan decirle nada.
El Campeador se dirigió a su posada,
y al llegar a la puerta, la halló bien cerrada:
por miedo al rey Alfonso, así la dejaran;
ellos no la abrirían, si él no la forzaba.
Los guerreros del Cid con grandes voces llaman;
los de dentro, no les contestan palabra.
Espoleó el Cid su caballo, a la puerta se llegaba,
sacó el pie del estribo, y le dio una patada.
No se abre la puerta, pues está bien cerrada.
Una niña de nueve anos, a sus ojos se mostraba:
-„¡Tente, Campeador, que en buena hora ciñes espada!
El rey lo ha prohibido: de él entró anoche una carta,
en gran sigilo y fuertemente sellada.
No osariámos abriros ni acogeros por nada.
De hacerlo, perderíamos haciendas y casas,
y aún, además, los ojos de la cara.
¡Cid, en nuestro mal, vos no ganaréis nada!
Dios Creador os valga, con todas sus virtudes santas.“
Esto dijo la niña y volvióse para casa.
Bien ve el Cid que, del rey, ya no tiene la gracia.
Marchóse de la puerta, y por Burgos entraba,
llegó a Santa María, allí descabalgaba.
Se hincó de rodillas, de corazón rogaba.


COMENTARIO:
Este fragmento pertenece al inicio del Cantar del destierro, concretamente del verso 15 al 35. A su vez, el Cantar del destierro es el primero de los tres cantares que conforman el Mío Cid.
Esta obra, el Mío Cid, es el cantar de gesta más importante de la literatura española y pertenece a la Edad Media, al siglo XII. A pesar de que se trata de una obra anónima, existen algunas teorías acerca de su composición. Se cree que el Mío Cid fue compuesto por dos poetas sorianos: uno de Medinaceli y otro de San Esteban de Gormaz. Además, esta obra se incluye dentro del mester de juglaría, del que destaca su transmisión oral.

Así, este fragmento presenta algunas de las características principales de ese mester. Si atendemos a su estructura externa, tenemos 21 versos de medida irregular, la mayoría de 14, 15 y 16 sílabas. Por lo tanto, son versos de arte mayor monorrimos. Es decir, la rima asonante se va repitiendo en todos sus versos. Estos versos se dividen en dos hemistiquios por una cesura.
En cuanto a su estructura interna, ya se ha dicho que el fragmento forma parte del Cantar del destierro. El Cid ha sido condenado al destierro por parte de Alfonso VI, y cuando llega a Burgos con sus tropas, nadie quiere ofrecerle alojamiento.
En los versos 15-23 el Campeador se dirige a una posada, pero nadie le abre, porque la gente del pueblo tiene miedo del rey Alfonso. En el verso 24 aparece una niña de nueve años, la única persona que se atreve a hablar con el Cid. En los versos siguientes, del 26-32, la niña le explica qué le ocurriría a la gente del pueblo si le dieran posada. Esta niña simboliza la inocencia y la sinceridad, ya que los niños son los únicos que no tienen miedo de decir la verdad. Los tres últimos versos del fragmento expresan la decepción que siente el Cid y cómo se siente: abandonado por el rey.

El estilo es característico de los cantares de gesta. Tenemos un héroe que vivirá una serie de aventuras, para recuperar la honra perdida. En este fragmento se encuentran descripciones y el diálogo que mantiene la niña con el Cid, aunque él no responde nada. Se trata de un fragmento verosímil; es decir, podría ser histórico por su alusión al rey. Hay que recordar que Rodrigo Díaz de Vivar, personaje histórico, también tuvo que huir de Castilla por razones oscuras y obligado por el rey.
Destaco una métafora en los versos 29 y 30: "... perderíamos haciendas y casas, / y aún, además, los ojos de la cara". Por otra parte, no abundan los recursos literarios en este texto.

En mi opinión, este fragmento es una buena muestra de la literatura del mester de juglaría. Encontramos características como la figura de un héroe de carne y hueso, con sus sentimientos, la métrica irregular, la rima asonante, etc. En definitiva, se trata de uno de los cantares que algún juglar recitaría en el siglo XII para entretener a la gente del pueblo.

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