miércoles, 16 de diciembre de 2009

PAUTAS PARA COMENTAR UN TEXTO:

PAUTAS PARA COMENTAR UN TEXTO:

1º: LEER EL TEXTO Y COMPRENDERLO.

2º: LOCALIZACIÓN DEL TEXTO.
Se trata de dar una serie de datos como el nombre del autor, la obra a la que pertenece el fragmento del texto, la época y el movimiento literario. También puede decirse cuál es el tema central de dicho fragmento y qué relación tiene con el argumento de la obra.

3º: ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA.
La estructura puede ser externa (la forma) e interna (el contenido). Con un poema, la estructura externa se refiere a su métrica (tipo de estrofa, número de versos y de sílabas en cada verso, tipo de rima, etc.). Con un fragmento de prosa podemos decir si se trata de un texto narrativo, descriptivo, si hay diálogos, etc.

La estructura interna se refiere a cómo se desarrolla el contenido. Se debe hablar de los personajes que aparezcan, si los hay, y se debe conectar ese fragmento con el argumento de la obra, de una forma mucho más profunda que en el apartado de la localización. También es buen momento para destacar qué rasgos son característicos del movimiento literario al que pertenece el texto.

4º: ESTILO.
El estilo se refiere al lenguaje que utiliza el autor. Se deben destacar las figuras literarias que se encuentren y aportar ejemplos. También se debe hablar del tipo de lenguaje: si abundan los adjetivos, los nombres, los verbos, las oraciones simples o subordinadas, etc.

5º: OPINIÓN PERSONAL.
Esta parte del comentario sirve para demostrar vuestra madurez. Es decir, se puede hablar de la importancia y vigencia del tema principal, se pueden valorar los recursos lingüísticos y literarios utilizados por el autor, se puede dar la idea personal y contrastarla con la del autor, etc.

AUNQUE LAS PAUTAS APAREZCAN A MODO DE ESQUEMA, UN BUEN COMENTARIO DE TEXTO SIEMPRE APARECE REDACTADO COMO UN TODO. SE DEBEN EXPONER TODOS ESTOS PUNTOS DE FORMA ORDENADA, CLARA Y COHERENTE.

CUENTOS DE "EL CONDE LUCANOR"

ELIGE UNO DE ESTOS CUENTOS Y REALIZA UN COMENTARIO DE TEXTO:

CONDE LUCANOR. Cuento X.

Cuento X
Lo que ocurrió a un hombre que por pobreza y falta de otro alimento comía altramuces
Otro día hablaba el Conde Lucanor con Patronio de este modo:
-Patronio, bien sé que Dios me ha dado tantos bienes y mercedes que yo no puedo agradecérselos como debiera, y sé también que mis propiedades son ricas y extensas; pero a veces me siento tan acosado por la pobreza que me da igual la muerte que la vida. Os pido que me deis algún consejo para evitar esta congoja.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que encontréis consuelo cuando eso os ocurra, os convendría saber lo que les ocurrió a dos hombres que fueron muy ricos.
El conde le pidió que le contase lo que les había sucedido.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, uno de estos hombres llegó a tal extremo de pobreza que no tenía absolutamente nada que comer. Después de mucho esforzarse para encontrar algo con que alimentarse, no halló sino una escudilla llena de altramuces. Al acordarse de cuán rico había sido y verse ahora hambriento, con una escudilla de altramuces como única comida, pues sabéis que son tan amargos y tienen tan mal sabor, se puso a llorar amargamente; pero, como tenía mucha hambre, empezó a comérselos y, mientras los comía, seguía llorando y las pieles las echaba tras de sí. Estando él con este pesar y con esta pena, notó que a sus espaldas caminaba otro hombre y, al volver la cabeza, vio que el hombre que le seguía estaba comiendo las pieles de los altramuces que él había tirado al suelo. Se trataba del otro hombre de quien os dije que también había sido rico.
»Cuando aquello vio el que comía los altramuces, preguntó al otro por qué se comía las pieles que él tiraba. El segundo le contestó que había sido más rico que él, pero ahora era tanta su pobreza y tenía tanta hambre que se alegraba mucho si encontraba, al menos, pieles de altramuces con que alimentarse. Al oír esto, el que comía los altramuces se tuvo por consolado, pues comprendió que había otros más pobres que él, teniendo menos motivos para desesperarse. Con este consuelo, luchó por salir de su pobreza y, ayudado por Dios, salió de ella y otra vez volvió a ser rico.
»Y vos, señor Conde Lucanor, debéis saber que, aunque Dios ha hecho el mundo según su voluntad y ha querido que todo esté bien, no ha permitido que nadie lo posea todo. Mas, pues en tantas cosas Dios os ha sido propicio y os ha dado bienes y honra, si alguna vez os falta dinero o estáis en apuros, no os pongáis triste ni os desaniméis, sino pensad que otros más ricos y de mayor dignidad que vos estarán tan apurados que se sentirían felices si pudiesen ayudar a sus vasallos, aunque fuera menos de lo que vos lo hacéis con los vuestros.
Al conde le agradó mucho lo que dijo Patronio, se consoló y, con su esfuerzo y con la ayuda de Dios, salió de aquella penuria en la que se encontraba.
Y viendo don Juan que el cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro e hizo los versos que dicen así:
Por padecer pobreza nunca os desaniméis,
porque otros más pobres un día encontraréis.



Cuento XIII

Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices
Hablaba otra vez el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo:
-Patronio, algunos nobles muy poderosos y otros que lo son menos, a veces, hacen daño a mis tierras o a mis vasallos, pero, cuando nos encontramos, se excusan por ello, diciéndome que lo hicieron obligados por la necesidad, sintiéndolo muchísimo y sin poder evitarlo. Como yo quisiera saber lo que debo hacer en tales circunstancias, os ruego que me deis vuestra opinión sobre este asunto.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, lo que me habéis contado, y sobre lo cual me pedís consejo, se parece mucho a lo que ocurrió a un hombre que cazaba perdices.
El conde le pidió que se lo contase.
-Señor conde -dijo Patronio-, había un hombre que tendió sus redes para cazar perdices y, cuando ya había cobrado bastantes, el cazador volvió junto a la red donde estaban sus presas. A medida que las iba cogiendo, las sacaba de la red y las mataba y, mientras esto hacía, el viento, que le daba de lleno en los ojos, le hacía llorar. Al ver esto, una de las perdices, que estaba dentro de la malla, comenzó a decir a sus compañeras:
»-¡Mirad, amigas, lo que le pasa a este hombre! ¡Aunque nos está matando, mirad cómo siente nuestra muerte y por eso llora!
»Pero otra perdiz que estaba revoloteando por allí, que por ser más vieja y más sabia que la otra no había caído en la red, le respondió:
»-Amiga, doy gracias a Dios porque me he salvado de la red y ahora le pido que nos salve a todas mis amigas y a mí de un hombre que busca nuestra muerte, aunque dé a entender con lágrimas que lo siente mucho.
»Vos, señor Conde Lucanor, evitad siempre al que os hace daño, aunque os dé a entender que lo siente mucho; pero si alguno os perjudica, no buscando vuestra deshonra, y el daño no es muy grave para vos, si se trata de una persona a la que estéis agradecido, que además lo ha hecho forzada por las circunstancias, os aconsejo que no le concedáis demasiada importancia, aunque debéis procurar que no se repita tan frecuentemente que llegue a dañar vuestro buen nombre o vuestros intereses. Pero si os perjudica voluntariamente, romped con él para que vuestros bienes y vuestra fama no se vean lesionados o perjudicados.
El conde vio que este era un buen consejo que Patronio le daba, lo siguió y todo le fue bien.
Y viendo don Juan que el cuento era bueno, lo mandó poner en este libro e hizo estos versos:
A quien te haga mal, aunque sea a su pesar,
busca siempre la forma de poderlo alejar.

Cuento XXIII

Lo que hacen las hormigas para mantenerse
Otra vez hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, de este modo:
-Patronio, como todos saben y gracias a Dios, soy bastante rico. Algunos me aconsejan que, como puedo hacerlo, me olvide de preocupaciones y me dedique a descansar y a disfrutar de la buena mesa y del buen vino, pues tengo con qué mantenerme y aun puedo dejar muy ricos a mis herederos. Por vuestro buen juicio os ruego que me aconsejéis lo que debo hacer en este caso.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, aunque el descanso y los placeres son buenos, para que hagáis en esto lo más provechoso, me gustaría mucho que supierais lo que hacen las hormigas para mantenerse.
El conde le pidió que se lo contara y Patronio le dijo:
-Señor Conde Lucanor, ya sabéis qué diminutas son las hormigas y, aunque por su tamaño no cabría pensarlas muy inteligentes, veréis cómo cada año, en tiempo de siega y trilla, salen ellas de sus hormigueros y van a las eras, donde se aprovisionan de grano, que guardan luego en sus hormigueros. Cuando llegan las primeras lluvias, las hormigas sacan el trigo fuera, diciendo a las gentes que lo hacen para que el grano se seque, sin darse cuenta de que están en un error al decir eso, pues bien sabéis vos que, cuando las hormigas sacan el grano por primera vez del hormiguero, es porque llegan las lluvias y comienza el invierno. Si ellas tuviesen que poner a secar el grano cada vez que llueve, trabajo tendrían, además de que no podrían esperar que el sol lo secara, ya que en invierno queda oculto tras las nubes y no calienta nada.
»Sin embargo, el verdadero motivo de que pongan a secar el grano la primera vez que llueve es este: las hormigas almacenan en sus graneros cuanto pueden sólo una vez, y sólo les preocupa que estén bien repletos.
Cuando han metido el grano en sus almacenes, se juzgan a salvo, pues piensan vivir durante todo el invierno con esas provisiones. Pero al llegar la lluvia, como el grano se moja, empieza a germinar; las hormigas, viendo que, si crece dentro del hormiguero, el grano no les servirá de alimento sino que les causará graves daños e incluso la muerte, lo sacan fuera y comen el corazón de cada granito, que es de donde salen las hojas, dejando sólo la parte de fuera, que les servirá de alimento todo el año, pues por mucho que llueva ya no puede germinar ni taponar con sus raíces y tallos las salidas del hormiguero.
»También veréis que, aunque tengan bastantes provisiones, siempre que hace buen tiempo salen al campo para recoger las pequeñas hierbecitas que encuentran, por si sus reservas no les permitieran pasar todo el invierno. Como veis, no quieren estar ociosas ni malgastar el tiempo de vida que Dios les concede, pues se pueden aprovechar de él.
»Vos, señor conde, si la hormiga, siendo tan pequeña, da tales muestras de inteligencia y tiene tal sentido de la previsión, debéis pensar que no existe motivo para que ninguna persona -y sobre todo las que tienen responsabilidades de gobierno y han de velar por sus grandes señoríos- quiera vivir siempre de lo que ganó, pues por muchos que sean los bienes no durarán demasiado tiempo si cada día los gasta y nunca los repone. Además, eso parece que se haga por falta de valor y de energía para seguir en la lucha. Por tanto, debo aconsejar que, si queréis descansar y llevar una vida tranquila, lo hagáis teniendo presente vuestra propia dignidad y honra, y velando para que nada necesario os falte, ya que, si deseáis ser generoso y tenéis mucho que dar, no os faltarán ocasiones en que gastar para mayor honra vuestra.
Al conde le agradó mucho este consejo que Patronio le dio, obró según él y le fue muy provechoso.
Y como a don Juan le gustó el cuento, lo mandó poner en este libro e hizo unos versos que dicen así:
No comas siempre de lo ganado,
pues en penuria no morirás honrado.

COMENTARIO DE TEXTO DE FRAGMENTO POEMA MIO CID

COMENTARIO DE TEXTO DEL CANTAR DE MIO CID
A continuación os dejo un comentario de texto sobre el fragmento inicial de El Cantar de mio Cid.

“Con lágrimas en los ojos, muy fuertemente llorando,
La cabeza atrás volvía y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas, y cerrojos quebrantados,
y vacías las alcándaras sin las pieles, sin los mantos,
sin sus pájaros halcones, sin los mudados.
Suspiró entonces el Cid, que eran grandes sus cuidados.
Habló allí como solía, tan bien y tan mesurado:
-Gracias a ti, Señor Padre, Tú que estás en lo más alto,
los que así mi vida han vuelto, mis enemigos son, malos.”

1. Tema.

El tema del texto es el dolor que siente el Cid al dejar tierra.
2. Resumen.

Al marcharse, el Cid se vuelve a contemplar su casa vacía y desmantelada, desposeída de sus ropas y de sus aves de cetrería. Después, en una apelación a Dios, acusa a sus enemigos de lo que ocurre.

3. Estructura.

El texto está constituido por una tirada épica con rima asonante en “-a-o”. Al tratarse de una versión moderna de un texto medieval, el editor se ha tomado algunas licencias modernas. Así, la última palabra del segundo verso, “mirándolos”, posibilita la continuidad de la rima porque, al ser esdrújula, no se toma en cuenta la penúltima sílaba. Igualmente, se ha regularizado la métrica de los versos, pues todos tienen dieciséis sílabas, mediante la supresión de la penúltima sílaba de palabras esdrújulas (“mirándolos” al final del segundo verso y “alcándaras” al final del primer hemistiquio del cuarto verso) y el uso de sinalefas: entre “que” y “eran” en el segundo hemistiquio del sexto verso; entre “que” y “estás” en el segundo hemistiquio del octavo verso; entre “que” y “así” en el primer hemistiquio del noveno verso.

En el texto se pueden distinguir dos partes:

-Primera parte (vv. 1º-5º): descripción de lo que contempla el Cid.
-Primera subparte (vv. 1º-2º): llanto del Cid.
-Segunda subparte (vv. 3º-5º):estado de la casa del Cid al quedar vacía.

-Segunda parte (vv. 6º-9º): manifestación de la serenidad del Cid.
-Primera subparte (vv. 6º): gesto de pesar del Cid.
-Segunda subparte (vv. 7º- 9º): palabras del Cid sobre los culpables de su destierro.

4. Comentario crítico.

El texto pertenece al Cantar de Mío Cid, el más antiguo poema épico español conservado, cuya fecha de composición es incierta: 1120, para Menéndez Pidal; entre 1201 y 1207, según los estudios más recientes. En este poema se narra el destierro de don Rodrigo Díaz de Vivar (h. 1043-1099), infanzón castellano, su lucha en tierras musulmanas hasta recuperar el favor real y la primera boda de sus hijas, con el posterior juicio contra sus yernos.
Se trata de un poema del mester de juglaría, anisosilábico y de rima asonante, que plantea su argumento desde una perspectiva realista, circunstancia que lo convierte en una obra inusual dentro de la épica europea. También destaca por el carácter de su protagonista, un héroe de edad madura, prudente y pragmático, con una firme conciencia de su orden social y de la posición que en él le corresponde. A estos rasgos, se añade una personalidad emotiva, como se aprecia en el fragmento que comentamos, al marchar el héroe hacia el destierro.
La primera parte está organizada en torno a la mirada del héroe, con el fin de llamar nuestra atención sobre aquello que provoca su tristeza y que sintamos así de modo más inmediato su dolor. Para facilitar esta inmediatez con el lector, el texto comienza con un hipérbaton, en el que el complemento circunstancial del verbo “volvía”, ocupa todo el primer verso: “Con lágrimas en los ojos, muy fuertemente llorando”. De esta manera, antes de informarnos sobre lo que le ocurre al héroe, se nos da a conocer en primer lugar su pesadumbre. A ello contribuyen la intensificación de los sentimientos del héroe mediante el pleonasmo inicial, donde se muestra al Cid llorando (“Con lágrimas en los ojos”) y la amplificación hiperbólica de esa imagen en el siguiente hemistiquio (“muy fuertemente llorando”).
De la referencia a los ojos como manifestación del dolor, se pasa en el segundo verso a la mirada, cuya dirección se insinúa en los gestos externos del Cid: el Cid contempla lo que deja tras de sí. En estos gestos, que nos lo muestran girando la cabeza hacia atrás, (“la mirada atrás volvía”), y retrasando su marcha, (“y quedábase mirándolos”), se descubre a un héroe ensimismado en lo que deja y dominado por la pena, ajeno a toda iniciativa que revele un carácter fuerte. Este aspecto del héroe redunda en la impresión de dolor que se nos transmite, pero también en la idea que nos formamos de él desde el principio del poema. El poeta ha escogido comenzar con el retrato de un hombre, no de un héroe. Y no sólo porque así nuestra identificación con el Cid será mayor. El que el Cid sea una persona que llora, capaz de conmoverse porque debe abandonar su hogar, nos predispone a creer en su honradez y en la injusticia del destierro al que se marcha. El rey, los infantes de Carrión o el conde de Barcelona son capaces de obrar con ira, con cobardía o con soberbia, pero nunca se dejan llevar por la emoción o la ternura. Sus sentimientos, sus defectos, no se salen de los que el oyente del poema podía relacionar con la nobleza o, mejor, con el poder que ejercía la nobleza. El Cid, sin embargo, es despojado desde estos primeros versos de estos rasgos. El héroe del poema ha de ser un héroe que actúe por razones que, en apariencia y sólo en apariencia, nada tengan que ver con su condición de noble: la recuperación de su familia, el cuidado de sus hombres, la consecución de un nuevo hogar… Y, por supuesto, el restablecimiento del honor del héroe, entendido en el poema más como un acto de justicia que de ascenso social, aunque en el fondo no deje de ser esto último.
El segundo verso acaba provocando un momento de tensa incertidumbre al finalizar la frase sin desvelar lo que mira el Cid, el origen del sufrimiento, que se elude con el pronombre “los”. Esto permite que en los tres versos siguientes culmine la desolación del héroe, pues el poeta, descrita ya la situación, puede utilizar ahora un sólo verbo, “vio”, al principio y dejar que el resto del espacio de estos versos lo ocupen los objetos y seres que animaron la vida del protagonista.
En la enumeración de estos elementos, hay que destacar el uso de dos recursos opuestos. La dilación temporal que sugiere “quedábase mirándolos”, se mantiene mediante un polisíndeton, (“Y vio las puertas abiertas, y cerrojos quebrantados,/y vacías las alcándaras”), al describir el estado en que queda la casa, como si la mirada del Cid penetrara las habitaciones abiertas y se espaciara en ellas, en la amplitud creada por el vacío en los cuartos desiertos. Sin embargo, al evocar los bienes perdidos, el estilo se acelera por el uso del asíndeton, (“sin las pieles, sin los mantos,/ sin sus pájaros halcones, sin los mudados”),y resulta más tenso por la repetición constante de la preposición “sin” y la similicadencia, producida por el plural en que van todos los miembros de la enumeración. Se crea la sensación de que el héroe deja atrás un gran número de posesiones, cuando tan sólo se nombran dos prendas de abrigo y dos tipos de aves de cetrería, aunque todo ello de gran valor material, como corresponde a un noble guerrero de éxito y prestigio. Ambos recursos, el polisíndeton y el asíndeton, continúan profundizando en la pena del infanzón, descubriendo que los pensamientos del héroe están pendientes de aquellas cosas de su vida cotidiana que ya sólo existen en su recuerdo. Lo que consigue en estos versos el poeta es bastante sencillo y muy efectivo para atraer nuestro interés: mostrar a un héroe desconsolado y que ha sido despojado de todos sus bienes. Sin nada a su favor, casi como un mendigo, a partir de ahora se habrá de ver cuál es la verdadera grandeza del Cid.
En contraste con esta primera parte, puesta al servicio de la desolación del héroe y de su mirada fija en el pasado, la segunda parte recoge principalmente gestos externos del Cid (el suspiro y sus palabras) y supone la aceptación del presente. Se pretende mostrar la entereza del héroe y su mesura, una vez expresada la intensidad de sus sentimientos. Tras una última referencia al abatimiento del Cid, “que eran grandes sus cuidados”, se prepara el paso en el héroe de la contemplación a la acción con ese “habló”, que supone, en cuanto ruptura del silencio externo, una vuelta del hidalgo a la realidad. Así lo confirma la apostilla “como solía, tan bien y tan mesurado”, porque, al tiempo que matiza la actitud del héroe, nos retrata su personalidad habitual, para que el dolor de la primera parte se revele, por contraste, aún mayor al descubrir un carácter resistente a dejarse dominar por las emociones.
A la vez, esa misma personalidad se engrandece por el control que ejerce sobre unas circunstancias tan dolorosas. Esta impresión queda refrendada en las palabras del Cid, donde, lejos de expresar alguna queja o manifestar de algún modo su dolor, el héroe se limita a dar las gracias a Dios y a describir de una manera bastante estoica su situación, con una referencia muy contenida a sus enemigos, que tan sólo merecen un simple juicio ético: “malos”. Implica todo ello una asunción de lo pasado y un distanciamiento de lo ocurrido, que anuncia el carácter animoso y constante con que el héroe se enfrentará a los hechos futuros.
El texto es un brillante ejemplo de la habilidad del poeta del Cantar para sugerir caracteres y sentimientos con vivacidad en pocos versos, hasta el extremo de que ya en esta primera tirada queda retratada plenamente la personalidad del Cid que se desarrollará a lo largo del poema.

COMENTARIO DE TEXTO DE FRAGMENTO POEMA MIO CID

FRAGMENTO DEL CANTAR DEL DESTIERRO
(El Cid llega a Brugos)


Lo albergarían con gusto, pero ninguno osaba:
del rey don Alfonso, tan grande era la saña.
A1 atardecer, a Burgos llegó de él una carta
con gran sigilo, y fuertemente sellada,
con orden de que al Cid nadie le diera posada.
Y que el que se la diese, supiera que se arriesgaba
a perder sus haciendas, y aun los ojos de la cara,
y aun, además, los cuerpos y las almas.
Gran pesar tenían las gentes cristianas;
se esconden de mio Cid: no osan decirle nada.
El Campeador se dirigió a su posada,
y al llegar a la puerta, la halló bien cerrada:
por miedo al rey Alfonso, así la dejaran;
ellos no la abrirían, si él no la forzaba.
Los guerreros del Cid con grandes voces llaman;
los de dentro, no les contestan palabra.
Espoleó el Cid su caballo, a la puerta se llegaba,
sacó el pie del estribo, y le dio una patada.
No se abre la puerta, pues está bien cerrada.
Una niña de nueve anos, a sus ojos se mostraba:
-„¡Tente, Campeador, que en buena hora ciñes espada!
El rey lo ha prohibido: de él entró anoche una carta,
en gran sigilo y fuertemente sellada.
No osariámos abriros ni acogeros por nada.
De hacerlo, perderíamos haciendas y casas,
y aún, además, los ojos de la cara.
¡Cid, en nuestro mal, vos no ganaréis nada!
Dios Creador os valga, con todas sus virtudes santas.“
Esto dijo la niña y volvióse para casa.
Bien ve el Cid que, del rey, ya no tiene la gracia.
Marchóse de la puerta, y por Burgos entraba,
llegó a Santa María, allí descabalgaba.
Se hincó de rodillas, de corazón rogaba.


COMENTARIO:
Este fragmento pertenece al inicio del Cantar del destierro, concretamente del verso 15 al 35. A su vez, el Cantar del destierro es el primero de los tres cantares que conforman el Mío Cid.
Esta obra, el Mío Cid, es el cantar de gesta más importante de la literatura española y pertenece a la Edad Media, al siglo XII. A pesar de que se trata de una obra anónima, existen algunas teorías acerca de su composición. Se cree que el Mío Cid fue compuesto por dos poetas sorianos: uno de Medinaceli y otro de San Esteban de Gormaz. Además, esta obra se incluye dentro del mester de juglaría, del que destaca su transmisión oral.

Así, este fragmento presenta algunas de las características principales de ese mester. Si atendemos a su estructura externa, tenemos 21 versos de medida irregular, la mayoría de 14, 15 y 16 sílabas. Por lo tanto, son versos de arte mayor monorrimos. Es decir, la rima asonante se va repitiendo en todos sus versos. Estos versos se dividen en dos hemistiquios por una cesura.
En cuanto a su estructura interna, ya se ha dicho que el fragmento forma parte del Cantar del destierro. El Cid ha sido condenado al destierro por parte de Alfonso VI, y cuando llega a Burgos con sus tropas, nadie quiere ofrecerle alojamiento.
En los versos 15-23 el Campeador se dirige a una posada, pero nadie le abre, porque la gente del pueblo tiene miedo del rey Alfonso. En el verso 24 aparece una niña de nueve años, la única persona que se atreve a hablar con el Cid. En los versos siguientes, del 26-32, la niña le explica qué le ocurriría a la gente del pueblo si le dieran posada. Esta niña simboliza la inocencia y la sinceridad, ya que los niños son los únicos que no tienen miedo de decir la verdad. Los tres últimos versos del fragmento expresan la decepción que siente el Cid y cómo se siente: abandonado por el rey.

El estilo es característico de los cantares de gesta. Tenemos un héroe que vivirá una serie de aventuras, para recuperar la honra perdida. En este fragmento se encuentran descripciones y el diálogo que mantiene la niña con el Cid, aunque él no responde nada. Se trata de un fragmento verosímil; es decir, podría ser histórico por su alusión al rey. Hay que recordar que Rodrigo Díaz de Vivar, personaje histórico, también tuvo que huir de Castilla por razones oscuras y obligado por el rey.
Destaco una métafora en los versos 29 y 30: "... perderíamos haciendas y casas, / y aún, además, los ojos de la cara". Por otra parte, no abundan los recursos literarios en este texto.

En mi opinión, este fragmento es una buena muestra de la literatura del mester de juglaría. Encontramos características como la figura de un héroe de carne y hueso, con sus sentimientos, la métrica irregular, la rima asonante, etc. En definitiva, se trata de uno de los cantares que algún juglar recitaría en el siglo XII para entretener a la gente del pueblo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

LÍRICA POPULAR MEDIEVAL

MIRAD EN ESTÁ PÁGINA TODO EL RECORRIDO POR LA LÍRICA MEDIEVAL:
http://iestmoza.educa.aragon.es/depart/dlengua/edadmedia/segundo%20ciclo/lirica_popular.html

lunes, 26 de octubre de 2009

GUÍA DE LECTURA DE LA CELESTINA

GUÍA DE LECTURA: LA CELESTINA

PRÓLOGO Y ACTO I
1. En la carta a su amigo, qué explica sobre “la Celestina primitiva”.
2. ¿Por qué decide continuar la obra?
3. ¿Qué actitud muestra Melibea ante los halagos de Calisto?
4. Qué estado manifiesta Calisto al ser recibido en casa por Sempronio
5. En el diálogo entre Sempronio y Calisto aparecen muchos recursos retóricos sobre el mal de amor. Señala algunos. Explica la diferencia del lenguaje entre los dos personajes.
6. ¿Qué imagen de las mujeres ofrece Sempronio?
7. ¿Qué significa y cuándo dice Calisto: “Melibea soy, en Melibea creo…”?
8. Explica el retrato de Melibea según Calisto. Fíjate en lo que será el ideal de belleza femenina tópico durante el Renacimiento.
9. Según Sempronio, ¿qué caracteriza a Celestina?
10. ¿Qué imagen de Celestina quiere ofrecer Pármeno a su amo?
11. ¿Por qué cambiará Pármeno?
12. ¿En qué consiste el primer pago de Calisto a Celestina?

ACTOS II, III Y IV
13. Explica brevemente el argumento del acto II.
14. ¿Qué razones da Celestina para convencer a Pármeno?
15. ¿Qué desafío dirige Celestina al dios de los infiernos en su conjuro?
16. ¿Con qué pretexto se presenta Celestina en casa de Melibea y qué le pide?
17. En el acto IV aparece Alisa, la madre de Melibea: caracterízala (su imprudencia, su inconsciencia culpables).
18. Describe el proceso que sigue Celestina hasta vencer la voluntad de Melibea. ¿Cómo la incita a gozar de su juventud?
19. ¿Qué petición hace Celestina a Melibea y cómo la convence?

ACTOS V, VI
20. ¿Qué le ofrece Calisto a Celestina cuando ella le cuenta lo que ha conseguido de Melibea? ¿por qué Celestina no le cuenta inmediatamente lo que han hablado y da rodeos?
21. ¿Qué reacción se produce en Calisto al poseer el cordón de Melibea?

ACTO VII
22. ¿Qué le cuenta Celestina a Pármeno de su madre?
23. ¿Qué excusa pone Areúsa para no ceder a las pretensiones de Celestina?
24. ¿Cómo presiona Pármeno a Celestina para que le haga conseguir a Areúsa?
25. El final de este acto constituye uno de los pasajes más obscenos, ¿por qué? ¿qué ocurre?

ACTOS VIII Y IX
26. Cuando Pármeno se reconcilia con Sempronio, oyen a Calisto recitar, ¿qué expresan sus versos?
27. El carácter de Calisto ha ido perfilándose desde el comienzo de la obra: ¿cómo lo describirías? ¿Cómo es la pasión amorosa que lo domina?
28. ¿Puedes señalar alguna frase en la que se muestre el resentimiento de clase social que Elicia y Areúsa manifiestan?
29. Elicia y Areúsa, ¿a qué creen que se debe la hermosura de Melibea?
30. ¿Cuál es el motivo de la visita de Lucrecia a Celestina?

ACTOS X Y XI
31. ¿Qué nuevos sentimientos declara Melibea a Celestina y qué acuerdan?
32. Observa y explica por qué Melibea no es una muchacha ingenua ni la doncella engañada que algunos podrían creer.
33. ¿Qué regalo hace Calisto a Celestina por sus servicios? ¿Qué importancia tiene dentro de toda la obra?





ACTO XII
34. Resume el acto XII, que trata el primer encuentro de Melibea y Calisto y la muerte de Celestina. Explica cómo se empieza a relacionar amor-muerte.
35. ¿Cómo se comporta cada personaje?
36. ¿Qué piensan hacer Sempronio y Pármeno cuando ven que Calisto está proponiéndose derribar la puerta de Melibea?


ACTOS XII Y XIV
37. ¿Qué funestas noticias da Sosia a Tristán?
38. En su segundo encuentro, ¿qué dice Calisto a Melibea cuando esta pide a Lucrecia que se aparte, ante el atrevimiento del joven?
39. Cuando Calisto cree estar más cerca de su felicidad es cuando más cerca está de su desastre. Tendrá que pasar también por crímenes y muertes. Es lo que quiere mostrar este acto. Observa el súbito cambio de su suerte. ¿Experimenta algún sentimiento de piedad por la muerte de sus servidores? ¿Qué es lo que más le preocupa? ¿Cómo calificarías su actitud?

ACTO XV
40. Narra brevemente el argumento de estos actos, que componen, junto con el principio del XIX, el llamado tratado de Centurio. Averigua por qué se denomina así. Indica quién es este personaje.
41. ¿Qué traman Elicia y Areúsa?

ACTO XVI
42. ¿Qué piensa Melibea del matrimonio en su conversación con Lucrecia?
43. ¿En qué discrepan Pleberio y Alisa acerca del matrimonio de su hija? En el acto XVI puedes observar la dramática inconsciencia en que viven Pleberio y Alisa, padres de Melibea. ¿Cómo se marca el contraste entre su ingenuidad y la situación de su hija? ¿Conocen verdaderamente a ésta? Comenta la encendida defensa de la libertad que hace Melibea y el tópico literario con el que se relaciona. ¿Podría decirse en algún sentido que la mentalidad de Melibea es moderna? Explica estas observaciones.

ACTOS XVII Y XVIII
44. ¿Qué información obtiene con engaño Areúsa de Sosia?
45. Cuando Elicia y Areúsa piden venganza a Centurio, ¿qué repertorios de muertes ofrece este?
46. ¿qué piensa Centurio cuando se despide de las dos mujeres?

ACTOS XIX, XX Y XXI
47. ¿Por qué se produce la muerte de Calisto?
48. ¿Cómo reacciona Melibea frente a la muerte de su amante? ¿Se arrepiente de algo? ¿Con qué tópico literario se relacionan sus palabras de queja?
49. ¿Qué declaración final hace Melibea a su padre y qué le ruega?
50. ¿Hay elementos religiosos o morales en la lamentación de Pleberio? Su queja final contra el amor, ¿puede constituir una recapitulación del sentido total de La Celestina?
51. Argumenta tu opinión personal sobre todo el libro

ORACIONES SIMPLES

ORACIONES SIMPLES

1. ¿Puedo contar con tu ayuda mañana en la mudanza?
2. El próximo miércoles Juan se disfrazará de payaso en el pasacalles.
3. Se venden apartamentos en la playa.
4. José Rodríguez, el padre de Luis, está completamente lleno de deudas.
5. Los consideraba, a sus amigos íntimos, capaces de todo.
6. Allí estaban en el cine las tres mujeres.
7. Se viaja muy bien con esta compañía aérea.
8. Se acusaron varias veces durante el juicio.
9. Ella llegó muy nerviosa a clase la mañana del lunes.
10. No le gustó a Pilar tu comentario antipático.
11. Nos enviábamos mensajes a todas horas.
12. ¿Te acordarás mañana de mi cumpleaños?
13. Querría comerse todos los días patatas fritas.
14. El jugador deberá ser sancionado por el comité
15. Me acuerdo de aquel pueblo cada atardecer.
16. Declararon inocente al acusado.
17. En los malos momentos siempre continuaba recordando aquel día con mucha emoción.
18. Ella le dio un beso a Juan.
19. Raquel miró en diagonal el periódico.
20. Le dije a Gabriel que viniera pronto.
21. ¿Por qué no nos vamos a comer juntos?
22. Esa mujer es de Madrid.
23. Contestó nervioso a las preguntas del profesor.
24. Me gusta bastante fastidiar.
25. Vemos a mi abuelo muy joven.
26. El libro va a resultar interesante.
27. La delegada fue premiada por sus compañeros.
28. Tuvo que echar a los borrachos a la calle.
29. Se echó a llorar sin motivo.
30. Se venden pisos en el barrio.
31. Se despidieron cariñosamente con muchos abrazos.
32. Se tuvieron que exiliar durante la dictadura.
33. Se estudia mejor con luz natural.
34. Se olvidó las hojas de información en el cajón de su escritorio.
35. En la Nacional II el accidente fue provocado por un conductor ebrio.
36. Debería estudiar todos los días por las tardes.